Una de las historias poco conocidas de la princesa Diana es la gran amistad que cosechó con Freddie Mercury, vocalista del grupo británico de rock Queen.
Lo que más los unía era que ambos eran rebeldes, deseaban tener la libertad de mostrase como realmente eran y sin cánones establecidos por la sociedad o la realeza.
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Estos sentimientos los conectaron en una amistad que dejó grandes anécdotas para sus fanáticos. Una de las más curiosas es cuando ambos fueron de fiesta a un bar gay.
Fue una noche de 1988, cuando la Diana de Gales, de entonces 27 años, se encontraba con su amiga la actriz Cleo Rocos, en casa del comediante Kenny Everett.
Allí también estaba Freddie Mercury y varias personalidades de la cultura y el arte ingleses. Rocos le preguntó al líder de Queen qué planes tenía para continuar la noche, y este le indicó que iría a un club gay llamado Royal Vauxhall Tavern. Fue cuando la princesa pidió ir con ellos.
No obstante, todos excepto el vocalista de 'We Are The Champions' pensaron que era mala idea que ella los acompañara, pues para ese momento ya era una mujer casada y madre de William y Harry; los famosos temían por la opinión pública si los descubrían.
"Vamos, dejemos que la mujer tenga algo de diversión", dijo Freddy, según relató Rocos en su libro The Power of the positive drinking.
Así, al cantante de éxitos como 'Killer Queen' y 'Bohemian Rhapsody' se le ocurrió una idea con la cual Diana resultaría completamente desconocida para los paparazzis.
Para que Lady Di pudiera asistir la disfrazaron con una chaqueta militar de camuflaje, gorra y lentes oscuros de aviador y así acudió al lugar en donde pidió un vino blanco y una cerveza.
"Una vez que se completó la aventura, todos nos miramos el uno al otro, unidos en nuestra búsqueda triunfante. ¡Lo hicimos! Nunca fue tan emocionante y divertido ir a un bar. Ninguna personas nos descubrió", escribió Rocos.
Al día siguiente, Diana envió la ropa prestada a la casa de Kenny con una nota de agradecimiento a todo el grupo: "Debemos repetirlo".
Según The Daily Mail, esta no fue la única vez que la princesa salió de incógnito para disfrutar de la noche londinense. Fueron más las ocasiones en las que pudo divertirse con su amigo Freddie sin preocuparse de ser reconocida y dejando la corona a un lado durante unas horas.