A más de un año de la muerte de la reina Isabel II se reveló que la monarca falleció enfadada y muy enfurecida con el príncipe Harry y Meghan Markle y la razón de su enojo hacia ellos no tiene nada que ver con su salida de la familia real. Al contrario, la soberana respetó su decisión y fue de las pocas que se mantuvo en contacto con los Sussex desde que se fueron de Inglaterra. Entonces, ¿qué hicieron Meghan y Harry para hacer enojar a la reina? Algo que no les perdonó la fallecida monarca.
Cuando Meghan Markle y el príncipe Harry anunciaron en 2020 su deseo de abandonar sus deberes reales y ser económicamente independientes, se produjo un gran escándalo, pues una vez más un miembro de la realeza británica renunció a la corona para hacer su vida con la persona que amaba; recordemos que el rey Eduardo VIII abdicó al trono para tener su historia de amor con Wallis Simpson.
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Una vez que los Sussex se fueron, la mayoría de los integrantes de la realeza británica les dieron la espalda, pero la reina Isabel no lo hizo, incluso pasó por alto varios de los escándalos que se generaron a su salida, por ejemplo, la escandalosa entrevista en la que Meghan y Harry le dijeron a Oprah Winfrey que la familia real era racista o cuando el duque de Sussex comenzó a ventilar los malos tratos que recibía de su padre Carlos, en ese entonces, príncipe de Gales.
De acuerdo con la prensa británica, todo esto lo perdonó la reina Isabel II, no tuvo rencor hacia Meghan Markle y el príncipe Harry, pero sí hubo algo con lo que la monarca no pudo lidiar y fue un tema familiar y personal que tiene que ver con Lilibet Diana, la hija menor de los Sussex. Tal parece que la fallecida soberana murió enfadada y muy enfurecida con la pareja real por ponerle ese nombre a su hija.
Po qué la reina Isabel murió ENFURECIDA con Harry y Meghan Markle
De acuerdo con el libro "Carlos III: nuevo Rey, nueva Corte", escrito por Robert Hardman, la reina Isabel II murió "enojada" y enfurecida porque los duques de Sussex usaron su apodo de la infancia como nombre para su hija (cuando era pequeña, a la reina le decían "Lilibet" porque ella no podía pronunciar bien su nombre que era Elizabeth). Según lo narrado en la publicación, la monarca británica contó que Meghan Markle y el príncipe Harry jamás le pidieron permiso para utilizar su nombre.
La soberana británica consideró ese acto de llamar a su hija Lilibet como una falta de respeto y más porque ellos mismos aseguraron que la reina les había dado el visto bueno y estaba de acuerdo con la decisión. En el libro, una asistente del palacio contó que Isabel II "estaba más enfadada de lo que nunca la había visto" cuando Harry y Meghan afirmaron que ella había dado su aprobación y los había "apoyado".
Esta versión daría un giro completo a la historia que se conocía, aquella en la que la reina Isabel estaba feliz porque una de sus bisnietas se llamaba como ella. Parece ser que Meghan Markle y el príncipe Harry una vez más hicieron lo que quisieron y pasaron por alto la opinión de Isabel II, quien en sus últimos días no pudo perdonarles a los Sussex su atrevimiento y el que mintieran públicamente.