Fue el 31 de agosto de 1997, cuando una desgarradora noticia conmocionó al mundo entero. Era medianoche cuando la princesa Diana y su novio Dodi Al-Fayed abandonaron la Suite Imperial del hotel Ritz de París en un Mercedez-Benz negro y nunca llegarían a su destino.
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El automóvil era conducido por Henri Paul, quien acababa de beber alcohol, se dirigían al departamento de Dodi en Rue Arsène-Houssaye y en cuestión de minutos, dentro de un túnel a 105 kilómetros por hora, el conductor perdió el control y chocaron contra los muros.
El chofer y Dodi murieron al instante. Según algunos testigos, la princesa aún estaba consciente, aunque con algunos huesos rotos, una ambulancia la llevó al hospital de Pitié-Salpêtrière.
Mientras tanto en el castillo Balmoral, en Escocia, la Reina Isabel II fue despertada a las 02:00 a.m. y le informaron sobre los hechos.
"¿Está grave?", preguntó la Reina. "Las primeras informaciones aseguran que la princesa salió por su propio pie del coche", le respondieron.
Después de eso, la monarca se dirigió a un salón a ver las noticias, mientras bebía té. En el camino se encontró al príncipe Carlos: "Oh, Carlos, no es horrible. ¿Qué vamos a hacer?", preguntó la reina.
Fue a las 04:00 a.m. cuando los médicos informaron de su fallecimiento. No tenía heridas visibles, pero las radiografías revelaron lo contrario, sufrió de hemorragias en la cavidad pulmonar y su corazón perdió fuerza.
Los ingleses y el mundo se conmovieron, incluso parecía que a la Reina le costaría el trono, pues veía atónita al pueblo tras la noticia, muchos comenzaron a odiarla.
La Reina optó por seguir como si nada hubiese ocurrido, mientras seguía en el castillo. Ella creyó que hacía lo correcto y que evitaría mala publicidad.
Jamás se dio una declaración oficial por parte de la Familia Real, mientras la población esperaba alguna muestra de afecto y simpatía que nunca llegó.
Mientras que en la residencia de Diana miles de flores adornaban su hogar, el príncipe Carlos fue directo a París a recoger el ataúd de su exesposa, el cual fue cubierto con un estandarte real y llevado al palacio de St. James. Aunque él creyó que incluso alguien podrá asesinarlo después de ver el enojo de los ingleses, en realidad, su jefe de prensa, Mark Bolland, filtró a la prensa que el príncipe no dejaba de llorar y que daba paseos por la montaña solo.
A pesar de frente a las cámaras lloraban frenéticos, el Daily Express publicó el título "Show us you care" (Demuéstranos que te importa", junto con una fotografía de la Reina Isabel. En este momento, cambiaron su estrategia y la Reina fue inmediatamente a Londres, donde se organizaba el funeral y apareció en televisión diciendo que "sentía admiración por Diana".
Desde entonces, la Familia Británica cambió algunos protocolos, que hizo que se vieran menos conservadores, dejaran el formalismo extremo a un lado, interactuaron más, etc.
Hasta la fecha, la huella y el vacío que Lady Di dejó en millones de personas es incomparable. Su carisma, bondad y valentía la hace el ícono que es hasta hoy.
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amv