Todo aquel que haya pasado por la universidad sabe que graduarse es uno de los momentos más importantes en la vida de un estudiante, pues se trata del reconocimiento a todo el esfuerzo, dedicación y sacrificio que hiciste en la escuela para lograr convertirte finalmente en un profesional.
Es normal que en este día se quiera compartir los triunfos y los éxitos con la familia, sin embargo, este no fue el caso de un joven universitario en Filipinas, quien rompió en llanto luego de notar que nadie de sus seres queridos había asistido a su ceremonia de graduación.
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Fue a través de redes sociales que se dio a conocer la historia de Jeric Rivas, un joven estudiante que se graduó como criminólogo en la universidad de La Concepción College, en la ciudad filipina de San José del Monte.
Rivas no solo consiguió recibirse, sino que fue reconocido como el mejor de toda su clase, una distinción que para nada pudo consolar a este destacado alumno, pues no pudo evitar llorar al notar la ausencia de sus padres en el evento.
En Facebook fueron difundidas las tristes imágenes que rápidamente se viralizaron al conocer la historia. Justo en el momento en que el joven se sintió completamente solo y se desmoronó en plena ceremonia, pues a excepción de él, todo sus compañeros iban acompañados de sus familias.
Tanta fue su decepción que en las fotos también se le ve negándose a recibir el diploma que lo acreditaba como criminólogo. Y es que ¿de qué sirven los reconocimientos y los premios si no se pueden compartir con los que más quieres?
"Sentí una mezcla de felicidad y tristeza nuevamente. Miré a la derecha, miré a la izquierda, y en la parte de atrás y en el frente, todo lo que vi fueron caras felices que sonríen. Sentí mis lágrimas caer, me senté al lado. Sentí envidia”, escribió el joven en Facebook.
Según contó Jeric, esta no es la primera vez que su padres le han fallado, pues admitió que siempre ha estado solo en sus momentos más importantes.
Contó, por ejemplo, que en la primaria recibió una medalla como un destacado premio a raíz de su excelencia académica, pero tampoco no quiso aceptarlo. Lo habían abandonado como siempre, no había nadie que lo acompañara, así que no quiso recibirlo.
En otra ocasión narró que tuvo que recurrir a los padres de uno de sus compañeros para que subieran con él a recibir su galardón.
A pesar de estar acostumbrado a la soledad, Rivas esta vez no pudo más y estalló en lágrimas: “Sentí que mis lágrimas goteaban, simplemente me senté a un lado. Me da vergüenza decirlo”.
Afortunadamente, al ver lo que sucedía, dos profesores se acercaron a él y lo abrazaron. Al final, Jeric tuvo que dar un discurso donde, a pesar de las decepciones y malos momentos, agradeció profundamente a su familia.
"A mis padres, que no pueden aceptarme en su vida, espero haberlos enorgullecido”, escribió.
bnaj