Tras más de seis meses del asalto al Capitolio de Estados Unidos por simpatizantes del entonces presidente Donald Trump, este lunes un juez dictó la primera condena para uno de los participantes que se había declarado culpable, al ordenar su encarcelamiento por ocho meses.
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El condenado es Paul Allard Hodkings, uno de los cientos de seguidores del exmandatario que el pasado 6 de enero irrumpieron en el Congreso en un intento por impedir la sesión formal de ratificación de los resultados de la elección presidencial en noviembre de 2020.
El violento altercado dejó cinco muertos y conmocionó a la clase política y a la sociedad estadounidense en general. El ataque fue condenado por representantes demócratas pero también por republicanos.
Actualmente, el Departamento de Justicia continúa la investigación y prepara el procesamiento de cientos de personas identificadas como participantes en el acto sedicioso, según informa la agencia EFE.
"Una decisión estúpida"
Hodgkins era residente en Florida y durante el asalto entró en el Senado portando una bandera de Trump. El acusado dijo en la audiencia que se había dejado llevar por el entusiasmo de la muchedumbre.
"Si hubiera tenido idea de que la protesta iba a escalar como lo hizo, jamás me hubiera aventurado" a continuar, dijo, además de reconocer que entrar en el Capitolio fue "una decisión estúpida" de su parte.
El acusado se declaró culpable de un cargo de obstrucción en un trámite oficial, un delito por el cual podría haber recibido una sentencia de hasta 20 años en prisión. Con ese reconocimiento de culpa, los fiscales retiraron otros cargos, incluidos el de ingreso no autorizado a un edificio restringido, y la conducta desordenada.
La Fiscalía había recomendado un encarcelamiento de 18 meses teniendo en cuenta que el procesado había aceptado su responsabilidad por sus actos el 6 de enero y que participó voluntariamente en el asalto.
El juez federal Randolph Moss valoró el arrepentimiento de Hodkings, pero calificó los acontecimientos del 6 de enero como "escalofriantes".
"Aquello no fue, en sentido alguno, una protesta. Fue un asalto a la democracia. Dejó una mancha que permanecerá en todos nosotros, en el país, por años y años", expresó Moss.
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CRS