Tras casi una semana de los trágicos eventos en la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas, las autoridades dieron a conocer que los niños atrapados en un aula con el tirador armado llamaron repetidas veces al teléfono de emergencias 911 durante el ataque, sin embargo, la policía no actuó hasta casi una hora después de recibir los mensajes de auxilo.
Al menos dos menores hicieron llamadas desde un par de salones de cuarto grado después de que Salvador Ramos, de 18 años, ingresara el martes con un rifle semiautomático AR-15, así lo confirmó el coronel Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas.
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Entre ellos una niña que se comunicó a las 12:03 p.m. y les susurró a los policías: “Está en la habitación 112”, cerca de 45 minutos antes de que el equipo táctico liderado por la Patrulla Fronteriza finalmente irrumpiera y abatiera a Ramos.
La misma menor que hizo la primera llamada imploró al operador que “por favor mande a la policía ahora” a las 12:43 y 12:47. Tres minutos después los agentes usaron las llaves de un conserje para abrir la puerta del aula, entraron y le dispararon al adolescente.
Durante el tiempo en que Salvador Ramos se atrincheró en salón de clases y mató a 19 niños y a dos profesoras, se encontraban hasta una veintena de oficiales aguardando instrucciones en el pasillo.
Se informó que el comandante en el lugar, el jefe del departamento de policía del distrito escolar en Uvalde, creía en ese momento que Ramos estaba encerrado adentro y que los niños ya no corrían peligro inmediato, lo que le dio tiempo a la policía para prepararse, dijo McCraw.
“Desde el punto de vista retrospectivo donde estoy ahora, por supuesto, no fue la decisión correcta”, dijo McCraw. “Fue una decisión equivocada”, añadió.
La rueda de prensa del viernes se llevó a cabo después de varios cuestionamientos de los familiares de las víctimas sobre el actuar de la policía, pues pasaron tres días con información contradictoria e incompleta acerca de los 90 minutos que transcurrieron desde que Ramos ingresó en la escuela hasta que agentes de la Patrulla Fronteriza abrieron la puerta del aula y lo mataron.
“Dijeron que entraron a toda prisa”, dijo Javier Cazares, cuya hija Jacklyn Cazares fue asesinada en el ataque y quien estuvo cerca de la escuela mientras se llevaba a cabo la matanza. “Nosotros no vimos que así fuera”.
Por su parte, el gobernador Greg Abbott, quien en una conferencia de prensa el miércoles había elogiado la respuesta de la policía, dijo este viernes que fue “engañado” y que estaba “furioso”.
bnaj