La sonda "Voyager 1" lleva casi 45 años flotando en el espacio, actualmente emite señales débiles con datos de densidad de plasma, campos magnéticos y rayos cósmicos.
Son los únicos instrumentos de la nave que siguen funcionando porque desde varios años, el resto de sus instrumentos fueron desconectados para ahorrar energía.
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Además, en la región que se encuentra ahora, ya no hay nada que pueda de ser interés para, por ejemplo, sus cámaras de televisión.
Sin embargo, hace poco, la telemetría indicó que la antena principal se había desviado y ya no apuntaba hacia la Tierra, pero las señales siguen llegando.
Los expertos aseguran que esto es posible porque habría un fallo en los sensores del mecanismo de orientación, por lo que la nave sigue en la alineación correcta.
La "Voyager 1" es la nave que ha llegado más lejos en el espacio, hasta el punto de que carece de sentido expresar en kilómetros la distancia a la que se encuentra.
Esta sonda se lanzó con el objetivo de estudiar de cerca los dos planetas gigantes: Júpiter y Saturno. El viaje a Júpiter le llevó casi dos años; a Saturno, solo uno más, gracias a la aceleración que experimentó al pasar frente a Júpiter.
Las fotografías de ambos planetas y muchos de sus satélites que transmitieron las "Voyager 1" y "Voyager 2" descubrieron una serie de mundos cuya apariencia nadie había sospechado antes: los volcanes de Io, las llanuras heladas de Europa, el impacto de varios asteroides o la intrincada estructura de los anillos de Saturno.
Ambas Voyager están en trayectoria de escape, nunca volverán a acercarse a la Tierra, y han superado la frontera donde la influencia del Sol cede ante los campos y las concentraciones de plasma interestelares.
Los técnicos de la NASA calculan que la fuente de energía que la alimenta, un reactor de plutonio, alcanzará niveles críticos hacia 2025. Sus emisiones serán tan débiles que ni siquiera las grandes antenas de rastreo podrán captarlas.
Ambos vehículos llevan el equivalente del clásico mensaje en una botella, con la remota esperanza de que alguien algún día pueda rescatarlo: un disco metálico en el que se han grabado imágenes, ruidos, músicas y voces del planeta desde donde partieron.
Con información de El País
abc