La palabra procrastinar hace referencia a cuando se tienen varios pendientes pero nos dejamos llevar por las distracciones alrededor. El tiempo que lleva realizar ciertas tareas dependerá de la persona y de su capacidad de concentración.
Sin embargo, hay quienes son muy distraídos y por más que lo intenten, cualquier ruido o distractor puede desviarlos de sus pensamientos o tareas.
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Las personas van postergando tareas o actividades también debido a la percepción que se tiene de ellas, por ejemplo, si el trabajo se considera aburrido o tedioso. Estos son algunos consejos para dejar de procrastinar y enfocarse en las tareas diarias:
Reconocer
El primer paso es aceptar que hay algo mal y debe ser cambiado. Lo ideal es identificar si el retraso en las tareas se debe a alguna actividad en específico.
Ordenar prioridades
Después de haber identificado cuáles son las actividades que se dejan para después, se pueden priorizar las más importantes para dedicarles el tiempo necesario.
Cada persona debe ser consciente de que algunas de esas tareas podrían no ser tan agradables pero tampoco hay que perder de vista que es mejor terminar más rápido para liberarse.
Fijar plazos
Los plazos o tiempos específicos pueden ayudar a terminar las actividades de una forma eficaz y así también ver la importancia de priorizar las cosas. El cambio puede servir para terminar actividades diarias y con el tiempo, irse poniendo metas a plazos.
Tomar descansos
Quienes evitan hacer algo lo hacen porque piensan que puede llevarles más tiempo del que les gustaría. Un descanso de 5 o 10 minutos cada media hora podría ayudar a despejar la mente, sobre todo si el pendiente por realizar toma más de 60 minutos.
Recompensa
Los niños son recompensados por hacer una tarea o cumplir bien con ellas. Lo mismo se puede hacer pero buscando una motivación al terminar de hacer alguna actividad.
chp