Brianna Arrington, de 20 años, murió luego de haberse unido a la pandilla Outlaw Bloods en Norfolk, Virginia. El ataque ocurrió cuando la mujer intentó salir de la pandilla a la que había entrado.
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Fue golpeada en la cara con una pistola frente a su hijo de dos años. Luego le dispararon en el ojo derecho, le apuñalaron en la cabeza y la espalda para dejarla morir.
El hijo de la mujer, que presenció todo, fue abandonado en la calle donde un trabajador de limpieza lo encontró bajo la lluvia.
El ataque de la pandilla hacia la mujer
La policía detuvo a diez presuntos pandilleros relacionados con este ataque en el que también le arrojaron lejía en la garganta a la mujer.
Brianna Arrington fue encontrada ensangrentada en el asiento de un auto modelo Mercedes Benz. Habían transcurrido nueve horas después de que la habían torturado y apuñalado varias veces por lo que estaba mal herida.
Dailymail detalló que la fiscal adjunta del Commonwealth, Katie Beye, dijo durante una audiencia que la mujer tenía suerte de estar viva.
“Ella fue golpeada por todos los miembros de la pandilla que estaban allí. Fue azotada con una pistola”, de acuerdo con The Virginian-Pilot.
En diciembre del año pasado, Brianna Arrington testificó durante una audiencia sobre su terrible experiencia. Al momento de testificar se quitó la prótesis del ojo para mostrar las terribles heridas ante la corte.
La mujer contó que tenía dos trabajos para mantener a su hijo pero no tenía casa cuando conoció a los miembros de la pandilla. Aunque al principio no sabía que pertenecían a un grupo así sino que solo eran conocidos.
Le dejaron quedarse en unos apartamentos y parecía que entre todos se cuidaban. El ataque y la tortura fueron parte de una ceremonia de iniciación y ellos esperaban que la mujer se defendiera.
chp