Cuando fuerzas mexicanas y estadounidenses se acercaron a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en el invierno de 2014, se dispusieron primero a encontrar al hombre que esperaban que descubriera muchos de los secretos del narcotraficante y, en última instancia, su paradero.
Caracterizado como el asistente personal de Guzmán, Mario Hidalgo Arguello estuvo intrincadamente involucrado en las idas y venidas del fugitivo. El apodo de Hidalgo en el Cartel de Sinaloa era "El Nariz", llamado así por su prominente nariz, que lo hizo fácilmente identificable cuando las autoridades lo localizaron en una fiesta en Culiacán una noche y exigieron un recorrido por los escondites de Guzmán.
De hecho, Hidalgo condujo a los infantes de marina mexicanos y a un agente antidroga estadounidense a la casa segura donde estaba escondido Guzmán, pero escapó por poco a través de un túnel debajo de la bañera.
Aún así, las autoridades se mantuvieron en el camino y capturaron a Guzmán una semana después en un hotel de Mazatlán.
ENGAÑA al Chapo
Si bien el legado de Hidalgo estará vinculado para siempre a la búsqueda de uno de los capos de la droga más buscados del mundo, su historial criminal oficial guarda silencio al respecto y, en cambio, enumera una sola condena por tráfico de marihuana.
El lunes, un juez federal de San Diego condenó a Hidalgo a siete años de prisión por el caso, que involucra una conspiración para importar marihuana a bordo de un yate de San Diego. El juez del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos, William Hayes, siguió la recomendación conjunta de los fiscales y la defensa al dictar la sentencia, una desviación del plazo mínimo obligatorio de 10 años al que se enfrentaba.
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