Un profesional de la salud mental estuvo al borde de la muerte por una infección que contrajo por las lamidas de su perro, la cual hizo que perdiera sus dos piernas y que su rostro quedara desfigurado.
Jaco Nel, de 50 años y originario del Reino Unido, enfermó de sepsis dos semanas después de que su Cocker llamado Harvey jugara en su casa de Manchester y se rasguñara una de sus patas.
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El psiquiatra que se especializa en el tratamiento de pacientes con demencia, estaba en el trabajo cuando desarrolló síntomas parecidos a los de la gripe, detalla el medio británico The Sun.
Después de decirle a su secretaria que cancelara sus citas para poder ir a casa y descansar, Jaco recuerda que estaba "temblando" y luchando contra un dolor insoportable en todo el cuerpo.
"Empecé a sentir frío y calor. Estaba temblando pero no podía calentarme. Me dolía todo el cuerpo", dijo a medios locales.
Los médicos notaron que Jaco tenía manchas rojas en toda la piel, un síntoma de sepsis, e inmediatamente comenzaron un tratamiento con antibióticos mientras lo llevaban al hospital.
Cuatro meses después de ser admitido en el hospital, a Jaco le amputaron ambas piernas por debajo de la rodilla. También perdió todos los dedos de su mano derecha y uno de su mano izquierda, y necesitó una cirugía reconstructiva en su rostro.
Infectado por su perro
Posteriormente, los médicos descubrieron que el perro Harvey llevaba bacterias dañinas en su saliva, por lo que tuvo que ser sacrificado.
"Supe desde casi el principio que acabaría perdiendo las piernas y los dedos, pero no estaba seguro de lo que le pasaría a mi cara. Perdí la punta de la nariz y mis labios tienen cicatrices, me cuesta hablar y también tengo dificultades para comer", dijo el doctor en una entrevista a la cadena BB.
“Tenía prácticamente el cuerpo entero negro: la cara, las manos, las piernas, debido a los daños en los tejidos causados por la coagulación anormal de la sangre, que es algo que pasa por el choque séptico”, agregó.
Nel pasó 5 días en coma y estuvo hospitalizado por varios meses. Sus riñones también fueron afectados. Sin embargo, conforme ha pasado tiempo y con el uso de piernas ortopédicas, Jaco ha podido aprender a caminar nuevamente y vivir de forma independiente.
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CRS