Joe Biden y los líderes de las economías más grandes del mundo dieron a conocer el sábado un plan de infraestructura para que el mundo en desarrollo compita con los esfuerzos de China.
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Pero las democracias no se lograron poner de acuerdo de inmediato sobre cómo llamar públicamente a Beijing, incluso por sus prácticas de trabajo forzado.
Pese al llamado agresivo, naciones van con Biden
La propuesta sobre prácticas laborales es parte de la creciente campaña del presidente Joe Biden para lograr que otros líderes demócratas presenten un frente más unificado para competir económicamente con China en el próximo siglo.
Pero si bien acordaron trabajar para competir contra China, hubo menos unidad sobre cuán adversaria debería tomar el grupo con Beijing.
Canadá, el Reino Unido y Francia estuvieron de acuerdo en gran medida con la exhortación de Biden de condenar las prácticas de trabajo forzado de China, mientras que Alemania, Italia y la Unión Europea mostraron más dudas en la primera sesión del sábado de la cumbre del Grupo de los Siete, según un alto funcionario de la administración Biden que informó a los periodistas bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a discutir los planes públicamente.